Aurora observó al doctor entrar en la habitación y con esperanza en sus ojos lo siguió por toda la habitación. Mantuvo sus ojos clavados en él y esperó una buena noticia.
El doctor se volteó y la miró fijamente para después negar suavemente y cruzarse de brazos frente a ella.
Parecía estar molesto y ella no entendía por qué, ni siquiera Dafne saber el por qué.
—¿Qué sucede?— se animó a preguntar ella, pero no obtuvo respuesta.
—¿Doctor?—preguntó Dafne.
El doctor finalmente se movió por la habitación y tomó una pequeña jeringa con un líquido rojo. Aurora observó a Dafne y con un movimiento repentino de cabeza le dio a entender a la mujer que ese hombre no era un doctor.
—¿Qué va a administrarme?&m