Desperté temprano, con una sonrisa tonta en el rostro. Desayuné tortitas de pera en el salón, hablando con mi mejor amiga y mi prima por video llamada. La primera se quejaba del repartidor, que era un inútil y estaba retrasando las entregas de su empresa. Paula, de los pocos clientes que entraban en la tienda.
– ¿Cómo te va con el idiota? – sonreí, como una tonta, recordando la noche anterior - ¿dio señales de vida?
– Me llamó anoche – contesté – para una cita. Me hizo salir de la cama para ir a bailar.
– ¿A bailar? ¿tú? – preguntó Camila, sin dar crédito, rompí a reír, porque su cara era demasiado graciosa.
– Acabamos en la playa, mirando las estrellas – contesté, escuchando una notificación llegar a mi móvil – esperad un momento.
Darío:
¿Cómo amaneciste?
Definitivamente tienes que compensarme por lo de anoche