Llora por favor, te lo suplico.
Llora por favor, te lo suplico.
Por: Bren Alice
Introducción

—Ugh, ha, ha.

—¡Ximena! ¡Regresa! ¡No hagamos esto más difícil!

Una chica de complexión delgada se escondía bajo unas escaleras obscuras a mitad de la noche, mientras un hombre de cabello negro la buscaba junto a otros hombres.

“Mi nombre es: Ximena Ramírez. Ese hombre, es… mi esposo.

En el pasado, era el hombre que más amé en mi vida y por el cual habría dado absolutamente todo de mí.

¡Je! Bueno, lo di.

Dejé a mi familia, amigos, dinero… dignidad…

Ya no me queda nada…

Ahora estoy corriendo por mi vida y ocultándome.

Ni siquiera sé porque, ya no tengo nada ni a nadie desde hace mucho tiempo. Él se aseguró de eso incluso sin yo darme cuenta.

Soy una estúpida.

¿Por qué correr ahora? ¿Por qué querer escapar?

Porque… no se me permite ni siquiera morir.

La primera vez, fue veneno: sufrí encerrada en una habitación solamente recibiendo comida y agua por diez meses.

Hasta que le supliqué a mi esposo mientras me estaba tomando en ese momento, que por lo menos me permitiera tomar el sol.

La segunda: Me corté las venas, fue doloroso, y, cuando lentamente perdía la razón creyendo que por fin había logrado mi libertad.

Lloré de alegría con cierto alivio, sin embargo, desperté cuatro días después, atada a una cama de hospital.

No fui liberada, hasta que traté de cortar mi lengua mordiéndola: Volví a la habitación, sin embargo, ahora con una advertencia.

Si volvía a intentarlo: Mis padres morirían conmigo…

Ellos no merecían eso, su hija estúpida y desobediente, se casó con un hombre terrible que creyó podría cambiar con su ayuda.

Ellos se opusieron terminantemente, no obstante, ella incluso amenazó con su propia vida si no la dejaban hacerlo.

Con temor de perder a su hija, la más pequeña de la familia, aceptaron con todo el dolor de su corazón.

Sus tres hermanos mayores, no reconciliados, buscaron desesperadamente la manera de alejarla de él, todo el mundo sabía la clase de bestia inhumana que era ése hombre.

Todos, menos ella...

 O tal vez sí.

Creyó soberbiamente que ella sería capaz de hacerlo cambiar. Pero la realidad la golpeó de lleno cuando descubrió el asesinato de su tercer hermano mucho tiempo después…

¿Qué esperaba? ¿Amor? ¿Atención? ¿Una familia? Ese hombre no conoce ninguna de esas cosas.

Siempre es frío e indiferente, rígido y seco.

Nadie puede estar a su alrededor sin sentirse estresado e incómodo. Obstinadamente, hice oídos sordos a ello y traté de ser la esposa perfecta, cariñosa, comprensiva, amable y complaciente en todo lo que fuera que me pidiera.

El sueño duró.

Solo solo un año...

Pero...

 ¿Cómo es que llegamos a esto?

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