Clara estaba inquieta mientras terminaba de preparar el desayuno. Melina estaba sentada a la mesa, tarareando una canción infantil y jugando con los cubiertos. La serenidad de la niña contrastaba con el torbellino de pensamientos que Clara intentaba apaciguar.
"¿Quién era? ¿Qué estaba diciendo? ¿Por qué salió de la habitación para hablar?", pensaba mientras batía los huevos con más fuerza de la necesaria.Unos minutos después, Mateo regresó a la cocina. Su expresión era neutra, pero había algo en sus ojos que no pasó desapercibido para Clara. Parecía... tenso.-¿Todo bien? -preguntó ella con voz suave, intentando sonar despreocupada.-Sí, era una llamada de trabajo. Nada importante -respondió Mateo mientras se sentaba en la mesa y le daba un beso en la cabeza a Melina.Clara asintió, pero algo en su