—… creo que es un hecho—murmuró la niña mientras miraba perpleja una imagen en el monitor de su computadora—: Gretel vive en una especie de “realidad alterna”. No hay otra explicación…
El curioso mapa que inundaba el monitor señalaba con gran detalle una ubicación muy conocida para ella: Chiapas.
Solo que, para Gretel, se llamaba “Yaxchilán”. Igual que “las ruinas”. O en honor a ellas, quién sabe…
«¿Debo compartir todo esto con alguien?» se preguntó la jovencita. La respuesta vino de inmediato a su mente: «NO»
Nadie le creería. De hecho, nadie la escucharía siquiera. Su madre no era una opción: siempre estaba cansada y lo único que le interesaba de ella era su boleta de calificaciones. Su padre vivía lejos