—¿Vendrás en Navidad? —pregunté a mi querida y perdida hermana— Ya te saltaste Acción de Gracias, no puedes volver a hacerlo —le advertí.
—Iré, lo prometo.
—¿Puedes traer a tu nuevo y misterioso novio Kimmy? Sabes que lo recibiremos bien.
—¿Prometes no hacer una escena de hermana sobreprotectora?
—Lo juro.
—Bien, entonces cuenta con nosotros, nos vemos mañana. Dale mi amor a Hope.
—Lo haré, cuídate. Adiós.
Colgué el teléfono con una sonrisa, hacía rato que no la veía y tenía muchas ganas de charlar con ella. Con un poco de suerte, serían unas festividades sin problemas. Recogí mi abrigo y bolso, era hora del almuerzo y debía ir en busca del regalo de mi hija y de los pequeños. Aprovecharía este momento para hacerlo.
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