Al enterarse de que Claire no había llegado a visitarlo, Leo la miró consternado, sin embargo, como aún se sentía mal por la jaqueca, frunció el ceño y apretó los ojos para soportar el malestar.
Su vecina notó que el chico pelirrojo parecía un poco confundido con su visita, así que intentó explicarle.
—Bueno, en realidad vine a hablar con tu papá para que me cotice un mueble de madera que quiero colocar en mi casa. Luego de hablar con él, supe que te sentías mal y pues me topé con Jonathan…
En ese momento, Leo estaba tan confundido como para comprender lo que ella le estaba diciendo, que de pronto empezó a sentir náuseas y mareos. Instintivamente miró a Claire con una expresión de angustia.
—Lo siento... podrías dejarme solo... por favor —suplicó el chico conteniendo el vómito.
Claire se alarmó al percatarse de que Leo estaba pálido y su frente se había mojado por el sudor, que inmediatamente se acercó.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Necesitas que te ayude en algo?
Como Leo no po