Leo brincó del susto al ver a esa caprichosa mujer, quien casualmente se encontraba afuera del ascensor.
—¿Rose? ¿Qué haces aquí? —cuestionó nervioso.
Manteniendo su expresión cínica, ella se acercó y respondió maliciosamente:
—Supe que ya firmaste el contrato. Oficialmente somos una pareja y, como te advertí antes, no te podrás escapar de mí.
Ante esta situación, Luis se interpuso y señaló fríamente.
—Supongo que el señor Hong no le dijo antes, pero en el contrato se estipula que todo encuentro entre mi representado, Leonard Brown, y usted debe ser programado con una semana de antelación y aprobado por dirección…
—¡Al diablo con las reglas! Acabo de hablar con mi papi y le pedí permiso para juntarnos de una vez. Es más me urge subir a mi cuenta de Instafoto una fotografía junto con Leo y así volver oficial lo nuestro —replicó Rose con descaro, empujando a Luis hacia un lado y agarrando a Leo para sacarlo a rastras.
Incómodo con esta acción, el pelirrojo se apartó bruscamente y