Aquellas palabras recorren la cabeza de Elijah una y otra vez.
Embarazada, embarazada, embarazada.
Lena llevaba en su vientre a su hijo, a su descendencia, el legado Wood, seguridad expandiéndose y eso lo colocaba malditamente feliz, pero a la vez estaba arrepentido de haber tomado aquella decisión tan precipitada de divorciarse de Lena.
— ¿Elijah? — Lena mueve su mano frente a sus ojos.
— ¿Es mio? — Es lo primero que se le ocurre decir. Lena coloca los ojos en blanco, dispuesta a irse, por la duda de Elijah, pero se controla.
— Si es tuyo Elijah, tengo exactamente un mes, y el doctor Daniel es mi doctor de control prenatal.
— ¿Por qué no me lo habías dicho antes?
Ahora Elijah se sentía traicionado, porque Lena, no le había dicho nada al respecto.
— Estábamos pasando por un divorcio, tu estabas al borde de la muerte y luego me pediste el divorcio.
— Bajo esos argumentos, pretendias no decirme nada.
— No soy una cabrona Elijah, claro que si te iba a decir, pero no sé que meirda pas