— ¡Diablos!
Elijah abrió los ojos cuando escuchó un fuerte ruido y una maldición, miró hacia su reloj en la mesa de noche y este mostraba que eran las 7:30am.
Su rutina era simple, se levanta de la cama, se lava los dientes y baja a desayunar, no le gustaba bañarse tan temprano porque el agua sale muy fría, así que esperaba unas cuantas horas, abre la puerta y sale de la habitación y se encuentra con una Lena agachada en el suelo recogiendo hojas que se le había caído al suelo, se pellizcó el puente de la nariz.
Definitivamente no estaba soportando a aquella niñata con la que su padre lo obligó a casarse, en su cabeza no cabía cómo es que ella era una exitosa y reconocida escritora si… tonta.
— Buenos días Elijah. — Saluda con una felicidad excesiva. Se coloca de pie con sus hojas.
— ¿Qué tiene de bueno? — Bufa Elijah.
— Vaya, alguien amaneció de muy malas pulgas.
Claramente ella se había levantado de un muy buen ánimo. a su cabeza una muy buena idea para su nueva novela, escribi