Ian
El trayecto de vuelta a casa es distinto a otras veces. Por regla general cuando estoy en algún sitio cerrado con Emma a mi lado, me gusta ver como se pone nerviosa, como le impone el silencio, que para ella es tenso e incómodo, como se dedica a retorcerse los dedos. El silencio que nos envuelve ahora es tranquilo, de felicidad. Lo único que enturbia mis pensamientos es el temor a que en cualquier momento me falle. Me lanza una mirada fugaz que pillo por el rabillo del ojo. Es tan insegura que me divierte.
-¿Te lo has pasado bien? - pregunta.
-Son agradables. Tenía otro concepto de Torres.
Pensaba que era un mujeriego que no respeta a la mujeres... más o menos lo que piensan ellas de mi.
-¿Ves? es bueno conocer a la gente - suelta con tono condescendiente. Como haría una madre enseñando a un hijo.
Le lanzo una mirada aburrida, levanto la ceja y suelto