Primera Cita

Finalmente, después de algunos minutos llegan al lugar indicado, el cual era un reconocido restaurante llamado Pujol, destacado por su diseño arquitectónico, sus platillos y su estética; la cual le era de agrado hacia Guillermo, debido a que recurría constantemente a comer en este lugar  además de poseer contactos con los dueños del lugar.

En fin, al llegar quien les abre la puerta es el chofer que observa con extrañeza y detenimiento a Evangelina, quien no se percate de este hecho, debido a que se encontraba sumamente nerviosa y emocionada. Ella termina bajando de la camioneta junto a su acompañante, quien la toma sutilmente del brazo, para así, dirigirse a la entrada del lugar, siendo vistos por la mayoría de las personas, llamando su atención.Ellos caminaban con pasos firmes y rectos por el lugar, se veían como una pareja real aunque solo fueran unos desconocidos, que se encontraban en su primera cita para conocerse.

 

Después de caminar algunos metros, se sientan en una mesa localizada en un rincón, dando con vista hacia una ventana, donde se colocan el uno frente al otro, de manera contenta se observan y se ponen cómodos para disfrutar del lugar y sus compañías. El ambiente se sentía algo cálido, aunque estaba a 22 grados Celsius, la calidez de sus almas y la emoción del primer encuentro, provocaban un sentimiento de tranquilidad y estabilidad en ellos, que causaba una primera buena comunicación, la cual comenzaba de esta manera:

- Me siento muy feliz al estar aquí, había escuchado sobre este restaurante pero jamás había acudido a comer aquí… me siento extraña pero a la vez cómoda Guillermo. -Decía de manera agradecidamente nerviosa Evangelina-

- Tu tranquila Evangelina, simplemente déjate llevar por el momento y disfrutemos la vida que Dios nos dio… yo estoy agradecido con él por haberte puesto en mi camino, aunque fue algo planeado haha

- ¿Planeado? ¿A que te refieres? -Preguntaba con confusion Evangelina-

- Me refiero a que, para serte sincero, tenía un buen tiempo observando tu persona, me parecías interesante y por fortuna, me animé a acercarme a ti.

- O sea que, ¿No era la primera vez que te fijabas en mi?

- No Evangelina, sonará como algo obsesionado pero, ya tenía días o semanas que llamabas mi atención, era esa la razón por la cual frecuentaba más el restaurante, para poder estar cerca de ti… esa es una extraña actitud que tengo, que no puedo quedarme sin lo que me interesa.-Decía de manera decidida Guillermo mientras la miraba firmemente-

- Oh, no sé qué decir Guillermo, creo que me agrada que tengas una personalidad tan hecha y derecha, me parece atractivo ese detalle en tu persona… y ya que estamos con sinceridades me gustaría decir algunas cosas.

- Claro Evangelina, habla directamente sobre lo que gustes, yo te escucharé y podré resolver tus dudas si es que algunas tienes… -Decía Guillermo mientras se colocaba hacia el frente, poniendo sus brazos sobre la mesa y acercándose hacia ella, esto como sinónimo de escuchar y poner atención-

Evangelina se coloca firmemente en su lugar para después hablar, pero no sin antes pedir la comida que cenarían aquel día, ya que fueron interrumpidos por el mesero, quien solo hacia su trabajo y tomaba la orden de ellos dos, la cual era exactamente lo mismo para ambos, que pedían el menú de muestra que consistía en diversos platillos y bebidas.

Seguido de esta pequeña interrupción, Evangelina dice con una voz clara:

- Te revelare Guillermo, que esta cita me parece bien, primeramente, el pasar esos minutos contigo en el auto me hizo replantear algunas cosas sobre mi persona, lo cual me aterra un poco ya que, temo en que pienses que soy una joven con demasiada confianza hacia los demás... no me gustaría que tuvieras un pensamiento erróneo sobre mí, además de que me siento algo avergonzada con el hecho de haberte recibido en mi hogar, no se encuentra en las mejores condicione posibles y es algo que me apena.

En ese momento Evangelina agacha su cabeza y piensa un poco sobre su vida y o que le avergonzaba, lo cual era su situación económica ya que, debido a los estudios sus padres solo le habían podido permitir un muy pequeño departamento en Polanco, el cual estaba siendo pagado a crédito desde hace varios años, y sencillamente el departamento solo tenía una pequeña recamara, sala, cocina y área de comedor; Todas estas áreas en colores blancos y cremas, con muebles muy minimalistas, que habían comprado en bazares y tiendas de segunda, esto con el fin, de que Evangelina se sintiera tranquila en su lugar, donde trataba de decorarlo lo más bonito que podía bajo sus posibilidades. Mientras que ella seguía mirando hacia abajo, Guillermo se daba cuenta que tenía que hacerla hacer sentir mejor y más segura, así que, con su mano toma suavemente su barbilla y levanta su cabeza, la cual expresaba en su rostro un poco de desconfianza y pena, el la mira fijamente a los ojos y le dice:

- Querida Evangelina, no debes de sentir pena querida mía... yo no le tomo importancia al lugar en donde vives, de hecho, estas en una buena zona y tu departamento me encanto, tan pequeño y recogido que me hizo sentir un clima de confianza, que me recordó a mi infancia... por favor Evangelina, no decaigas en tus penas, que no deben de existir... mejor cambiemos de tema, yo quiero que nos conozcamos bien, yo no mirare otra cosa que no sea tu persona, ¿Entiendes? -Preguntaba con una voz comprensiva y amable Guillermo, mientras lanzaba una mirada confortante-

- Lo entiendo, solo que me será algo difícil de no tomar en cuento, pero, como dices tu... podemos ser amigos sin importar nuestro estatus social, ¿Verdad?

- Así es Evangelina... mejor sígueme contando de ti... quisiera saber cada detalle, cada pequeña cosa sobre tu bello ser –Dice de manera linda Guillermo con una sonrisa sincera en su rostro-

Evangelina se sonroja un poco, le otorga una pequeña sonrisa y le responde:

- Mi nombre ya lo conoces, sabes que tengo 22 años y conoces sobre la carrera a la cual he entregado parte de mi vida... no se bien que decirte, me causa un poco de nervios todo eso, así que... empezare con contarte sobre mi vida, yo nací en la ciudad de Cuernavaca, de hecho, de allí es la mayor parte de mi familia materna... soy hija única de un matrimonio estable, conformado por mi madre Luisa y mi padre Jesús, quienes han luchado toda su vida por darme lo que tengo y quiero, con ellos soy la más feliz, además de que siempre me han hecho ver la vida desde un punto optimista, de verdad, son personas a las cuales admira y agradezco siempre. -Decía con mucho amor Evangelina-

- Qué bello te expresas de ellos, ¿A que se dedican tus padres?

- Pues mi padre trabaja desde hace más de 20 años en una empresa de gobierno, es un secretario de Negocios, mientras que mi madre hace de ama de casa, además de tener su pequeña tienda de Delicias, que van desde pasteles, galletas y más, las cuales son deliciosas y he traído algunas veces a vender acá en la Ciudad.

- Que lindo Evangelina, espero comprarte pronto algunos de esas postres, me has antojado con solo decirme los nombres, me he imaginado lo deliciosos que están esas exquisiteces...

- Por su puesto, pero no te los venderé, eran de regalo-Decía Evangelina con una gran sonrisa-

- Haha, está bien querida mía... me está gustando lo que me cuenta, creo que tienes una linda familia con valores.

- Gracias Guillermo, supongo que, en ese aspecto tienes razón, no es por presumir, pero, mi familia siempre se ha caracterizado por su unidad, lealtad y amor, que son excepcionales... sé que, si los conocerías, te encantarían.

- Lo sé, si son como tú, sé que me fascinara conocerlos... que bonito ha de ser tener una familia tan cercana y leal. -Decía en modo desanimado Guillermo-

- ¿Por qué ese tono? ¿Qué paso? -Pregunta preocupada Evangelina-

- Nada, solamente que, de mi familia no puedo decir lo mismo.-Decía decepcionado Guillermo-

- ¿Por qué? Cuéntame...-Decía Evangelina con interés mientas tomaba la mano de él, en sinónimo de apoyo-

En ese momento, ambos se observaron, sintieron la compañía cercana del otro y se dispusieron a hablar abiertamente sobre ellos mientras degustaban la comida que recién les fue servida, escuchaban de fondo la música pacifica de salón que tenían y solamente se centraban en lo que pasaba en su mesa; De esta manera, Evangelina lo miraba, comenzaba a comer y esperaba la respuesta de su acompañante, mientras que Guillermo para armarse de valor, tomo un largo sorbo de vino, se acomodó en su lugar, suspiro un poco para después de unos minutos el abrir sus labios y decir que...

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