María Paula
Cálmate, María Paula, cálmate. Pero… «¡creo que lo lograste!» No me gustó la sensación de vacío cuando salió dentro de mí. ¡Miércoles, me duele todo! Euma sí fue enfática al decir que dolía, pero Alexey no me dio tregua.
—No te muevas, déjame y te limpio.
Se quitó el condón e ingresó al baño, salió con una toalla, al parecer la había humedecido y así fue, estaba tibia. Donde no hubiera tenido consideración, le hubiera dado un puño. Volvió al baño, sacó otra camiseta, la de ahora era de manga larga, me la puso, luego me ayudó a sentar, pero el vientre se resintió. Ahora, si era consciente de todo lo que se metió, golosa que era.
—Tengo hambre. —Esa preciosa sonrisa, sus ojos como el mar abierto brillaban—. Te ves hermoso, Campeón.
Se arrodilló frente a mí, seguía desnudo, todo hecho músculo. Acomodó su camiseta extragrande para mi cuerpo.
—Después de comer, debes tomar un analgésico, para el dolor de tu vientre.
—Al menos los morados que muy seguro aparecerán mañana en mis