"La maldad puede ser fácilmente absorbida cuando se está en contacto constante con ella."
— Desapareciste. — escucho a mis espaldas, no me giro, sé perfectamente quién es.— No es tu asunto. — digo sin mirarlo, es mejor que se mantenga al margen. — Aléjate.— Oh vamos, dulzura. — dice mientras roza su nariz con mi cuello, ese simple acto causa escalofríos en mi cuerpo.— Rhett es mejor que te apartes. — lo tomo de la muñeca muy fuerte y él solo se ríe.Quiero golpearlo en ese hermoso rostro, el condenado sabe que está bueno y con eso intenta manipularme.— Dulzura... — se acerca al lóbulo de mi oreja. — Sabes que no puedes resistirte a mí. — me río en su cara.— En tus sueños. — sentenció apartándolo de mí. — Tus juegos de conquista y manipulación pueden servir con cualquiera, excepto conmigo y lo sabes. — me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, su aliento se choca con el mío y comienzo a sentir la humedad entre mis piernas.— Eso ya lo veremos. — ríe una última vez y se aparta para dejarme allí, pero esta me las pagará el imbécil.— Pase por aquí la señorita Chanel Maxwell. — me levanto rápido de mi silla y emprendo camino a la tarima.Y lo único que puedo pensar es que al fin se dignaron en llamarme, llevo aquí una hora y nada de nada, me estaba hartando. Camino entre ellos y me paro frente al director, el cual tiene mi título, la medalla de honor y la banda de exoneración. No es por presumir, o bueno, la verdad es que si, que les puedo decir mi IQ es demasiado alto.— Hacemos entrega del título a Chanel Maxwell, la mejor de su clase y la mejor en la universidad. — los aplausos no se hacen esperar, realmente me encanta tener la atención sobre mí.Me entrega el título, me ponen la medalla de honor y luego la banda de exoneración. ¿Por qué tengo está banda? Dentro de poco cumpliré veinte años, es decir solo tengo diecinueve y para mi corta edad he exonerado la carrera, incluso hice mucho antes mi residencia, es que me amo.Al parecer él quiere que, de unas palabras, solo me niego y bajo de allí, ya tengo lo que me importa realmente, lo demás me vale verga. Camino entre los estudiantes y lo único que quiero es llegar a mí auto e irme, definitivamente no es una opción quedarme, para nada.— Chanel espera. — siento como alguien me agarra del brazo, siento la ira invadirme.— Suéltame, Elliot. — lo hace de inmediato y siento como se tensa. — ¿Qué quieres? — digo tajantemente, no estoy para babosadas.— ¿Salimos? — lo miro incrédula, este ya se pasó.— ¿Me estás hablando en serio? — él asiente, esto me estresa. — Porque nos acostamos de vez en cuando, no significa que saldré contigo. — me mira con desconcierto en su rostro. — Déjate de mamadas. — veo el dolor atravesar su rostro, como me encanta el dolor ajeno.Solo me encojo de hombros y sigo mi camino, para mí desgracia mi padre y cinco camionetas más nos esperan afuera, frunzo mi ceño y cambio de ruta, que se jodan.— ¡Cariño! — mi padre grita viniendo hasta donde estoy yo.«Cálmate Chanel, solo finge y estarás libre dentro de poco.»Fingir se había convertido en mi mejor aliado desde que descubrí que era realmente, aquello me ayudó a no caer en la m*****a locura, pero ahora era una historia completamente diferente.— Tu madre hizo tu comida favorita. — espera una reacción de mi parte, solo asiento y caminamos juntos hasta una de las camionetas. — Estoy tan orgulloso de ti, mi niña. — la idea es que me digan algo que no sepa. — Tienes conocimientos múltiples, eres mi niña inteligente. — me abraza y deja muchos besos en mi rostro, no respondo.— Me estás asfixiando. — él ríe y se separa.Conduce directo a casa y yo solo me limito a mirar por la ventana, odio esto, pero debo pretender que no, al menos por un tiempo más.Llegamos a la dichosa casa y me bajo del auto, mi madre está afuera de esta con un gran pastel, detrás de ella está el que dice que es mi hermano. Ruedo mis ojos y yo creyendo que está m****a no podía ser peor.— ¿¡Qué hace él aquí!? — mi padre solo me observa sin decirme nada.— Mi niña... — me bajo del auto con molestia y entro en la casa sin prestar atención.Para colmo, lo que me faltaba, en esta están los estúpidos de Abigail y Santiago.— ¡Lo que me faltaba! — no estoy para estas tontadas.— Hija... — yo intentando fingir, pero estos no colaboran, la verdad.— "Se supone que es un día especial". — hago las comillas con mis dedos. — No la embarrada general.— Bueno, cuando más rápido terminemos, mejor será.Nadie menciona nada y es mejor de esa manera. Todos nos sentamos a la mesa, estamos en silencio, completamente en silencio, hasta que este se ve perturbado por la idiota de Abigail.— Mínimo respeto, escuincla. — y eso es la gota que derramó el maldito vaso.Me levanto de la mesa sin mirar a nadie, subo a mi habitación y estrello la puerta, puedo escuchar cómo me llaman, pero no presto atención, por este momento solo quiero quedarme aquí, haciendo las maletas, aunque bueno, ya las tengo casi todas listas.— Abre la puerta mi niña, por favor. — no necesito esta m****a, solo quiero que acabe.Tengo cosas más importantes en que pensar.Así que sin prestarle nada de atención sigo con mi tarea, tengo en la mira lo que debo hacer y para llevarlo a cabo no necesito nada de estorbos, si quiero hacer lo que deseo debo quitar del camino lo que me pese, completamente y dejarlo libre para poder llevar a cabo mi plan.— Abre, Chanel. — su voz me cautiva, su voz me incita a tantas cosas y ninguna de esas es buena, definitivamente que no.Así que camino tranquilamente hasta la puerta y la abro.— Oh, vamos, Rhett, eres mejor que esto. — me apoyo en el umbral de la puerta, mientras me burló de él.— ¿Por qué no bajas? — tiene su ceño fruncido y eso solo lo hace ver más apetecible, está buenísimo el condenado.— ¿Te harás el bueno frente a mí? — no sé inmuta. — Pero vamos, Rhett, yo te conozco, de bueno solo tienes la fachada, nada más. — la curvatura de sus labios se eleva.— Baja. — lo reto con la mirada, me encanta hacer esto.— ¿O qué? ¿Me castigarás como a una niña mala? — me río por completo. — Pero déjame decirte que no soy de las que se dejan dominar.Se acerca a mí y me aprisiona contra la puerta.— Eso está más que claro y yo no soy de los que se dejan dominar. — le doy un leve empujón y él retrocede.— Eso ya lo veremos, ¿ok? — me aparto y sigo mi camino para bajar. — Solo vengo a informar que me voy.Mis padres me miran, la idiota de Abigail rueda sus ojos, el estúpido de Santiago solo me mira los pechos.— ¿Cómo qué te vas, hija? — asiento, no quiero dar explicaciones, no necesito darlas.— Me voy de la casa. — mi madre echa el grito al cielo, joder, esto será un show.— ¡No! ¿¡Cómo se te ocurre algo así!? — ruedo mis ojos, quiero paz, al menos hoy.— Quedamos que me mudaría a donde yo quisiera luego de que me graduara. — mi padre abre sus ojos de golpe, no puede creer lo que lo estoy diciendo.— Creí que no te lo tomarías tan literal, hija. — el fingir, me estaba resultando difícil.— Pues ya ves que no, así que gracias y adiós. — alguien me toma del brazo y me detiene, es Rhett.— Tranquilos, yo la llevaré. — debo morderme la lengua para no reírme, al menos el finge mejor que yo.— Ya ven. — me cuesta todo de mí para no rodar mis ojos. — Solo me mudaré, no moriré. —mi madre ríe, ok, al menos las aguas se calmaron.— El doctor Evan quiere que la lleve a la primicia de mañana. — asiento, sé lo que se hablará en aquella primicia, es obvio.— Espléndido. — nadie me dice más nada y me ayudan a bajar las maletas.Las subimos en mi camioneta y luego solo me despido.Definitivamente amo cuando todo siempre me sale cómo yo quiero y eso es siempre...