JUEGOS DEL DESTINO

Salvatore De la Rosa.

Empuñó su mano y miró la hora, y junto a ese Rolex, tenía algo tan simple pero de mucho valor sentimental para él.

Ese pequeño caracol que le unía a ese hermoso episodio de su pasado. Las vacaciones en Hawái.

Parado frente al ventanal de su oficina mirando las luces de la ciudad.

Eran las diez de la noche, mientras el bebía su whisky, y sus pensamientos lo llevaron al pasado.

Flash Back.

A paso lento y con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón caminó y se acercó a ella en el momento que de sus manos se caían algunos caracoles. Aquel joven recogió uno muy hermoso que estaba a sus pies, era de color dorado casi brillante y  se acercó.

— ¡Hola! Pequeña sirena.

— Toma, es el más hermoso que vi. — Amaranta dió un hermoso caracol siames

— Tú, ten este será nuestro hilo del destino, cuando vuelvas los juntaremos.

Dijo el joven dándole el caracol dorado.

Fin Flash Back.

Cinco años pasaron, cinco años en los que Salvatore era el nuevo CEO del conglomerado JAMCAVDROS.

Se había convertido en un hombre frío y arrogante y de mirada gélida.

Llevaba en su interior el recuerdo de esos años de ver sufrir y llorar a su madre, lo marcó profundamente y solo tenía una meta fija, vengarse de la mujer que según él, hizo sufrir y humilló a su madre.

" El tiempo a llegado, es hora de que paguen por todas las lágrimas que mi madre derramó por culpa de Ella. Pagará con lágrimas de sangre .

— ¡Luisa! Preparame un viaje a Italia, y concreta la reunión con el CEO de las empresas COSMOMAGIC. Adrián Alonzo Pierre. No se cuánto tiempo me quedaré allá.

— Si señor enseguida preparo todo, ¿Será en uno de los penthouse o una mansión en la que se quedará?

— En un penthouse, Luisa,

— Enseguida señor.

Salvatore seguía con las manos en los bolsillos parado frente al ventanal mirando la gran ciudad de Madrid.

sus pensamientos volvieron a años atrás.

" Mi sirena, perdóname, pensarás que te olvidé pero nunca ni un solo momento lo hice.

Ese día Salvatore se despedirá de España.

Fue al aeropuerto subió a su jets y viajó, llegó a Roma donde tuvo un encuentro que lo dejó algo distraído.

Vio irse a esa pelinegra de ojos azules y labios carnosos.

Una forzada sonrisa se dibujó en sus labios, sacó su teléfono y le llamó a su detective privado.

— Pietro. ¿Tienes la información que te pedí?

— Tenemos que vernos. — Respondió el detective.

Pietro dio la información a Salvatore y este fue al restaurante donde ya lo esperaba.

Salvatore llegó, bajó de su Bugatti Veyron, y fue directo a él.

Con semblante serio y arrogante, lo miró, y sin saludar preguntó.

— Dame toda la información contenida.

— No hay rastros de la sirena, no me das el nombre real.

— Para eso te busqué, por algo eres detective.

Su respuesta fue algo grotesca.

— ¿Y de la familia Pierre?

— Esa familia es poderosa, no hay información de ella en ningun lado, y nadie habla.

— Pues eres muy malo para tu trabajo, yo no soy detective y tengo cita con el CEO de COSMOMAGIC. Xander Dominick Pierre.

— ¿Xander Dominick?

Salvatore lo miró con frialdad.

Pietro se aclaró la garganta y continuó, estaba quedando muy mal con su cliente.

— Hay tres médicos en el hospital general GEMELLI

Recientemente se incorporó el doctor Xander Dominick Pierre.

— Pero el es CEO de ese conglomerado.

— Es su hermano gemelo, Adrián Alonzo. Y supe eso por casualidad mi hijo sufrió de una apendicitis aguda y lo llevaron a ese hospital, y las doctoras también gemelas hicieron la intervención quirúrgica.

Aquí están los datos de ellas

Salvatore tomó la carpeta y miró cada información con fotos incluidas, miró a las gemelas idénticas con la única diferencia entre ellas el color de sus ojos.

Amaranta Cristea tenía ojos expresivos de azul profundo y los de Adara Raphaella eran café.

— Es ella. — Susurró para si mismo.

Cogió los documentos y sin despedirse salió del restaurante.

Subió a su auto y fue directo al hospital general. No podía perder tiempo, entre mas pronto, mejor.

Manejó metido en sus cavilaciones, en el encuentro que tuvo con Amaranta Cristea.

" Lo siento, no me fijé. De verdad lo siento.

— Si estás pegada al celular, y no ves por donde vas.

— Te estoy pidiendo disculpas.

— Ya cuando me tiraste al suelo y haciendo manchar mi traje.

— Eres un imbécil. ¿Sabías?

De pronto y sin darse cuenta del rojo de semáforos se vio chocando el auto que estaba delante de él.

El destino estaba juntando dos almas en estados diferentes

Salvatore salió del auto, y con las sangre rodando de su nariz, se acercó a mirar al conductor de auto colisionado por él.

— ¿Se encuentra bien? — Interrogó Salvatore.

La mujer levantó la cabeza con una gran lesión que sangraba en su frente.

— ¿Tu?

Dijeron al unísono, muy sorprendidos por la casualidad.

Amaranta Cristea salió de su auto muy furiosa y en el momento que trató de sostenerse en pies su mundo giró y fue a caer a los brazos de Salvatore.

— Vamos, te llevaré al hospital para que revisen esa herida.

Amaranta estaba algo mareada y recargó su cabeza en el pecho de Salvatore.

Escuchó ese corazón con los latidos acelerados y esa melodía la dejó adormecida.

Salvatore caminó al auto con ella en brazos la acomodó en el asiento de copiloto, y corrió bordeando el auto para subir lo más pronto.

Condujo muy de prisa, llegó a emergencias y corrió para sacarla del asiento.

— ¡Una camilla rápido! — Gritó desesperado.

Los médicos corrieron al ver de quién se trataba, pues era la dueña y directora del hospital la que traían inconsciente

 — ¿Que sucedió con mi hermana? — Esa voz lo hizo girar para quedar frente a Xander Dominick.

— Nuestros autos colisionaron y ella se llevó la peor parte.

— ¡Pronto! Lleve La a revisión, hay que realizar exámenes radiológico para saber si tiene lesiones internas.

Pasaron a Amaranta, realizaron lo pedido por Xander, una hora después Amaranta estaba en la habitación recuperándose.

Xander salió a emergencias donde aún encontró a Salvatore.

Se acercó a él, miró un rastro de sangre en su frente.

— ¿Ya te revisaron esa herida?

— No, estaba esperando para saber de la joven que no fuera algo mayor la lesión que le causé.

—  No, no lo es, fue superficial.

— Que bueno, entonces me retiro.

— Ven, vamos a revisar tu herida.

Salvatore caminó junto a Xander, para limpiar suturar la lesión en su frente.

— ¿Puedo ver a tu hermana? Eso escuché que era. Tú hermana.

— Por su puesto, después de que salga de observaciones.

— Xander salió del consultorio, fue a donde estaba Amaranta ya recuperándose.

— ¿Como está la consentida del mundo?

Amaranta giró despacio lo miró sonrió.

— Un tren ma paso por encima, me y duele la cabeza y todo.

Xander se rió a carcajadas por lo exagerada que fue su hermanita consentida.

— Alguien quiere verte. ¿Lo hago pasar o no?

— ¿Quién? — Interrogó muy curiosa y algo inquieta por saber del hombre del aeropuerto.

— Por favor, hazlo pasar.

Xander salió de la habitación y fue al consultorio donde estaba Salvatore.

Mientras Xander estaba con Amaranta.

Salvatore miró detenidamente la fotografía familiar que están sobre el escritorio.

— Así que tú eres Pierina D'Alessio.

Delineó a cada uno de ellos y su dedo se detuvo en el rostro angelical de Amaranta Cristea.

— Tu, tú serás la paga a tantos años de dolor y lágrimas de mi madre.

Miró y señaló a Pierina.

— Y tu llorarás por el sufrimiento de tu consentida.

Escuchó que se acercaban, la dejó en su lugar.

— Vamos ya despertó. — Xander abrió la puerta para invitarlo a salir.

Caminaron por el pasillo, llegaron a la habitación de Amaranta.

— AmiCris, alguien vino a verte.

Amaranta volteó lentamente y se encontró con esos ojos negros que la cautivaron.

— ¡Hola! Siento mucho mi distracción.

Salvatore se disculpó y jamás se esperó tamaño de respuesta.

— Bien que te cobraste mi distracción   del aeropuerto. ¿Verdad? Ves que también eres un distraído y por tu culpa me quedará este cicatriz en mi frente.

Salvatore abrió y cerró la boca queriendo disculparse nuevamente.

— Serás loca, no lo hice a propósito.

Se defendió y miró a Xander que sonreía mientras los miraba uno al otro, levantó las mano a forma de disculpa.

— Parece que aquí, tres son multitud.

Nadie prestó atención a Xander.

— ¡Loca! — Dijo Salvatore sin pensarlo.

— El loco aquí eres tú, ¿Donde compraste el permiso para conducir?

Por qué eres un peligro rodante.

— ¡Mira niña!. — Salvatore quedó con el dedo índice levantado.

— ¡Niña tu experiencia al volante! No quiero que vuelvas a cruzarte en mi camino nunca más en tu vida, serás mi perdición.

Salvatore la miró fijamente, y un pensamiento cruzó por su mente, mientras apretaba sus dientes tan fuerte que sentía dolor.

'Jamás te dejaré, jamás me alejaré de ti niña, eres la persona que necesito para mi propósito".

Las puertas se abrieron e hizo acto de presencia Pierina y Stéfano.

Pasaron sin mirar a Salvatore.

— ¡Hija! Como estás, vinimos lo más pronto posible, estábamos en la hacienda. — Expresó Pierina muy preocupada.

— Tranquila mamá, no pasó a mayores, solo es un ligero corte.

— Te lo dije mujer, Xander es muy sobre protector con AmiCris. El exagera en todo, cuando se trata de ellas. — Manifestó Stefano mirando y sonriendo a su hija.

— Te llevaremos a casa hija, no estarás sola en ese departamento.

— ¡Mamá! Estoy bien, solo fue un rasguño no más. — Protestó Amaranta mirando a su padre.

— Pieri, amor, déjala ella está bien.

— Entonces que vaya con ella, su Nana, Sofía ya está de regreso.

— Está bien mamá, nana Sofía vendrá conmigo.

Las mejillas de Amaranta se tiñeron de rosa intenso al darse cuenta de que Salvatore aún estaba en la habitación. Lo fulminó con la mirada al verlo con un gesto de burla en su rostro.

— ¿Aún estás aquí? ¿Te puedes ir de mi habitación?

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