—Déjame abrazarte y dormir tan solo un rato contigo, no haré nada más —seguí insistiendo con un tono de niño mimado.
—¡Ni lo sueñes! Vístete ahora mismo o me enfadaré de verdad —dijo Luna, su paciencia empezaba a agotarse.
Al ver que realmente comenzaba a molestarse, decidí mejor no seguir provocándola.
Aprovechando un momento de distracción, me acerqué con rapidez y le di un beso fugaz en la mejilla antes de salir corriendo.
Luna, sorprendida, me miró con una mezcla de enojo y diversión, pero no pudo evitar sonreír graciosa al final.
Regresé al baño, me puse la camiseta y un calzoncillo limpio que Luna me había dado.
Sin embargo, al ver el pantalón de Eric, me sentí completamente reacio a ponérmelo.
No soportaba a Eric, ni siquiera sus pertenencias.
Volví al dormitorio y le pedí a Luna:
—Luna, ¿puedes lavar mi bóxer por mí?
Luna, que ya se había puesto una nueva pijama, me miró con cierta molestia y respondió:
—¿Por qué no los lavas tú?
—Porque cuando tú los lavas, se sienten diferent