Me sentía tan mal por dentro, y mis ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas.
Luchando contra terrible dolor que sentía en mi pecho, le respondí a Luna: —Luna, no quiero que digas eso. Aún no he comenzado a luchar, no he hecho todo lo posible por nuestra relación, no puedes rendirte tan sin dar lucha. ¡No lo permitiré!
No sé si en ese momento era un hombre lleno de sentimientos, pero lo que sí en realidad sabía era, que si elegí a Luna, quería ser responsable con ella hasta el final.
Quería decirle que, si yo no me rendía, ella tampoco podía hacerlo.
No le tenía miedo a la presión que Elrik me imponía, pero me aterraba la idea de que Luna decidiera rendirse de repente.
Eso acabaría por completo con mi motivación al instante.
Luna me respondió enseguida: —Pero tengo miedo de que sufras. Me temo que por más que te esfuerces, no alcanzarías las expectativas de mi papá. Si yo fuera una persona común, tal vez tu carga no sería tan grande, pero el problema es que mi papá tiene una posici