Después de regañar a la gente en la sala, María salió y se apoyó contra la pared. Su rostro se veía muy sombrío.
—¿Qué te pasa?— Le pregunté con cierta curiosidad. ¿Por qué de repente cambió tanto después de haber estado tan firme antes?
María respiró hondo y dijo: —Es que estoy preocupada por Patricia. Si Aquilino en realidad muere, ¿qué va a hacer ella?
Así era María, siempre tan dura por fuera, pero tan blanda y tierna por dentro.
Siempre tenía una apariencia tan fría y distante, pero se preocupaba mucho por cada una de sus amigas más cercanas.
No supe qué decir en ese momento, así que me quedé en absoluto silencio.
De repente, María me miró fijamente, y me hizo sentir muy incómodo.
—¿Por qué me miras de esa forma ? ¿Hay algo en mi cara?
María me miró despectiva y dijo: —Te lo advierto, no importa si Aquilino se salva o no, no se te ocurra hacerle nada a Patricia.
—Si te atreves a hacerle algo, te juro que te mataré.
Estaba tan furioso que casi me dió un ataque de ira. No podía cree