Mientras estaba llamando a mi cuñada, noté que ella ya estaba en una llamada.
Parece que mi cuñada estaba hablando con su hermana, y lo único que podía hacer era esperar que no hubiera ningún conflicto entre ellas.
Encendí otro cigarro. En ese preciso momento, ya me sentía mucho más tranquilo y calmado.
Estaba esperando atento la llamada de mi cuñada.
Después de hablar con ella, planeaba irme de ese lugar y buscarme un lugar más tranquilo para vivir.
No soy un hombre rico ni de gran fortuna, pero tengo algo de dinero ahorrado, y alquilar un apartamento no sería un problema.
No quería seguir viviendo bajo el techo de otra persona, con la constante sensación de estar a la merced de los demás, ni mucho menos soportar el desprecio y la humillación de nadie.
Unos minutos más tarde, mi cuñada al final me llamó. Pero su voz sonaba acelerada y llena de preocupación.
—Óscar, sube rápido, ¡Alicia está siendo golpeada!
—¿Qué? ¿Qué ha pasado?
—¡Ese maldito de Zorath! ¡Ha traído a otra mujer a la c