Kiros seguía siendo increíble, se enfrentó a tres de ellos y, una vez más, los dejó clamando por piedad.
Al final, los cuatro hombres salieron corriendo.
Mi cuerpo estaba adolorido por todos lados, mis lágrimas empezaron a brotar cada vez más, pero miré a Kiros con una emoción indescriptible: —Hermano, jamás imaginé que tuvieras ese tipo de habilidades, ¡qué escondido que lo tenías todo!
¿Cómo no me di cuenta cuando estábamos en la universidad?
Kiros me ayudó a levantarme, y pude ver que él también estaba sufriendo, mi cuerpo me dolía bastante.
Aunque su técnica fue muy efectiva, al final eran cuatro contra él, y con tantos golpes, él también tuvo dificultades para soportar tanto ataque.
Pero, de todos modos, estaba claro que él era mucho más fuerte que yo.
Nos ayudamos el uno al otro, y nos sentamos junto a la carretera.
El vendaje de mi brazo se había roto, mi brazo derecho colgaba como un fideo, y sospechaba que el hueso se había vuelto a fracturar.
Kiros me miró, preocupado por las