Kiros, que también estaba respirando con dificultad, apretó los dientes y dijo: —¿Cuatro de ustedes contra mí solo, y aún esperan que sea justo?
—¡Porque nos arruinaste la diversión!
Kiros agitó la mano, mostrando una clara expresión de impaciencia: —Deja de decir tonterías, este lugar no es suyo. Si pueden venir a gastar en este lugar, ¿por qué yo no puedo?
Para darle emoción, a la pelea estaba ocurriendo adentro de un restaurante.
Probablemente todo empezó por un conflicto durante la cena.
Uno de los cuatro hombres, vestido con una camisa floreada, tenía una apariencia cruel, pero fue el que más sufrió los golpes.
Recibió varias patadas directas en los genitales, y parecía que sus testículos iban a estallar de tanto dolor.
En ese preciso momento, su expresión era la más sufrida de todos: —¡Malditos! Si perdemos después de que cuatro de nosotros peleemos contra uno solo, ¡no tendremos dignidad alguna para seguir andando por la calle!
—Vamos, déjanos patearte una vez cada uno y esta no