Capitulo523
Casi me delata.

Apresurado puse una expresión seria y respondí con frialdad:

—¿Puedes dejar de decir tonterías? Es mi cuñada, jamás pensaría en algo así.

Viviana gruñó con escepticismo.

—Ajá, claro… como si no existiera un dicho que dice: La mujer del prójimo siempre es más atractiva. Ustedes los hombres son todos iguales.

—Si eso es lo que piensas, entonces no tengo nada más que decir. —De repente, me encogí de hombros, fingiendo indiferencia, porque la verdad es que no sabía cómo seguir esa tonta conversación.

Viviana me dio un ligero puntapié.

—No te quedes simplemente ahí parado como un tonto, sigue con el masaje.

Suspiré resignado y me acerqué cauteloso de nuevo.

Ella se acomodó boca abajo en la camilla, esperando a que en ese momento continuara.

Tomé un poco más de aceite en mis manos y comencé a deslizarlo cuidadoso sobre su espalda.

No voy a mentir, era una experiencia placentera.

Una espalda así de perfecta no era algo que se viera todos los días.

Pero solo deseaba que Vivian
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