—Ok, pero lo que dices no es verdad. No me creo que no hayas pensado en mí en lo absoluto, — dijo Viviana, con una sonrisa pícara y encantadora.
Esta mujer realmente no era fácil de engañar.
Era evidente que tenía mucha experiencia en estos asuntos. Y yo, frente a ella, me sentía como un novato total.
Viviana rápidamente se quitó las gafas de sol y el abrigo, y fue entonces cuando la vi tal como era. Hoy llevaba un vestido largo y ajustado que dejaba ver a simple vista su figura elegante y encantadora.
Era muy adinerada, con una elegancia que reflejaba un aire de la alta sociedad. ¡Realmente era una visión deslumbrante!
El deseo y la tentación empezaron a invadir mis pensamientos. No pude evitar quedarme mirando, como asombrado.
Viviana, con sencillez y un toque de elegancia, dio una vuelta sobre sí misma frente a mí y me preguntó: —¿Te gusta? Este vestido lo encargué especialmente.
No podía mentir. No había forma de negar que estaba increíblemente hermosa.
No solo ella se veía deslumb