Amanda ya había estado preparándose desde que supo que Lucas y Viviana se casarían. Comenzó a diseñar su propio traje de gala.
Le encantaba el rojo, un color vibrante y brillante.
El corte era único, perfectamente ajustado a su figura, con una falda sirena que realzaba sus curvas. La espalda era un profundo escote en V, dejando su espalda completamente expuesta.
También había reservado a un estilista muy caro, abandonando su estilo sencillo y discreto para optar por uno mucho más llamativo.
El vestido aún necesitaba algunos retoques, así que lo llevó a casa para hacer las últimas modificaciones.
Una vez ajustada la cintura, lo probó y quedó completamente satisfecha.
En ese momento, Jorge llamó a la puerta y entró.
Justo lo que Amanda necesitaba: la opinión de alguien más.
— ¿Qué te parece? ¿Me veo bien?
Amanda dio unos pasos, y con cada movimiento la falda del vestido se agitaba, haciéndola lucir aún más espectacular.
Lucas asintió, en señal de aprobación, pero cuando Amanda se dio la