—Emma…hay algo que tengo que decirte…el doctor López me ha dicho, que estas embarazada. — dijo casi temblando el apuesto Duque, mirando la expresión de sorpresa en Emma.

—Yo… ¿Estoy embarazada? — cuestionó la hermosa rubia sintiendo miedo, alegría y una gran tristeza.

Daniel asintió en medio de sus miedos. Emma se levantó sintiéndose sorprendida, confusa y acongojada. ¿Ella tendría un hijo? Tocando su vientre aún plano, lágrimas se escaparon de su rostro. ¿Quería tener un hijo? ¿No quería tenerlo? ¿Si volvía a perderlo? ¿Si lograba tenerlo? ¿Olvidaría a su hijo no nacido? ¿Podría amar a un nuevo bebé ante el miedo que estaba sintiendo? Abrazándose a sí misma, caminó casi en automático hacia el ventanal de su habitación. Daniel sabia lo difícil que debía ser para ella, y todo el dolor que seguramente estaba sintiendo, lo sentía también el. Caminando tras ella, la abrazo por la espalda y decidió comprender su sufrimiento. No la forzaría a nada que ella no deseara, respetaría sus deseos.