OSSIAN:
Llevo a mi mujer en mis brazos mientras nos alejamos de todo ese lugar de destrucción.
—Es nuestro deber protegerla, no podemos permitir que nada malo le pase.
Habla mi lobo y la observo descansar muy relajada en mi pecho.
—Al fin estamos de acuerdo en algo.
Le respondo mientras entramos a una pequeña cueva para descansar durante esta noche.
Acomodo a Soledad y por un largo rato la observo dormir plácidamente, por momentos sonrío al escuchar sus ronquidos y como mueve sus labios de manera graciosa.
Con recelo miro hacia la entrada de la cueva y con agilidad y velocidad sobre humana me muevo hasta agarrar al individuo por el cuello y lo estampo contra las rocas.
—Has estado siguiéndonos todo el camino ¿Quién eres?
Pregunto mientras observo una larga barba blanca y miro un arrugado rostro.
—No les voy a hacer daño... Alfa...
Susurra con dificultad para hablar y yo aflojo un poco.
—¿Por qué no sigues? Si no hablas voy a acabar contigo en este preciso momento.
Amenazo con voz de