Meses después.
Sophia decidió alejarse de la ciudad y por supuesto de su vida pasada, compró una pequeña casa donde disfrutaba una vida tranquila.
Se alejó de la responsabilidad y de las preocupaciones para dar espacio a una vida tranquila, la ausencia de Alessandro ha sido su peor castigo, pero a diario entiende que tiene un motivo para seguir adelante, se ha aferrado a la vida con todas sus fuerzas.
Con un chocolate en la boca y la cartera bajo el brazo salió de casa, con el mayor cuidado subió al auto, colocó un poco de música y emprendió su marcha, aquella cara amargada llena de dolor, sentimientos tristes y desolados han desaparecido para siempre de su vida.
Luego de conducir por unos cuantos minutos, varios autos se acercaron al suyo obligando a que redujera la velocidad hasta obligar a que se detuviera.
Un hombre se acercó a su auto y golpeó la ventana con los nudillos, Sophia sin brindarle mucha atención a través del rabillo del ojo se fijó en aquella figura sombría.
Era un