Es de noche y llueve mucho. Alexander y Jasmine están de pie juntos, observando la lluvia a través de una ventana de vidrio.
—Ahora quiero salir y disfrutar de la lluvia —dijo Jasmine, mirando a Alexander.
—Ni siquiera te atrevas a salir. Es invierno y te resfriarás —dijo Alexander con severidad y ella hizo un puchero.
Alexander se mordió el labio inferior y se controló para no besarla. Solo él sabe cómo controlarse a sí mismo a su alrededor y no abalanzarse sobre ella.
—¿Puedo abrir la ventana? —no puedo ver claramente. Jasmine lo miró con ojos de cachorro. Alexander no pudo evitar asentir con la cabeza.
Jasmine sonrió y abrió la ventana, estaba a punto de salir bajo la lluvia cuando Alexander la agarró del brazo y la atrajo hacia él. Su espalda golpeó su pecho.
—Buen truco —dijo Alexander, una risa suave escapó de su garganta.
Se dio la vuelta y dio un paso atrás, pero Alexander todavía no soltó su mano.
—Déjame la mano, te prometo que no saldré —Jasmine dijo tratando de liberar su