Cap. 29
Leo pateaba por la calle con rabia e impotencia al saber que Lily se había entregado en cuerpo a su mate, temiendo que la hubiera marcado sintiendo mayor dolor porque al final él solo las quería a las tres para él y para nadie más. Podía sonar egoísta, pero estaba en contra de las leyes de que sólo podrás amar a una persona incondicional porque sabía que era mentira, podía amar hasta a tres y querer desearle lo mejor a cada una como le estaba sucediendo en este momento. Llegó, timbro en la casa con las manos en los bolsillos del pantalón levantando la cabeza cuando abrieron.
— Me sorprendiste, todavía no necesitaba clases para mi hermanito — dijo la profesora mordiéndose el labio —, ¿Estás bien? sabes que puedo cambiar mi papel, no necesariamente todo son las clases — Mencionó con doble sentido, evitando que alguien más los escuchara.
— Necesito una dosis de ti, profesora — Susurro con su corazón latiendo a mil, entrando a la casa —, No me interesa tu hermano ni nadie, solo necesito