51. No es un espejismo… él está vivo
Sebastian
Uno de mis hombres infiltrados en la seguridad de los Ferragni me informó del enfrentamiento entre Carlo y su padre. También del atentado contra Gia y el forcejeo de Isabella contra los esbirros de Gerónimo por tratar de defender a su hermano.
Por suerte, todos estaban bien, aunque suponía que cada uno estaba a punto de perder la cabeza.
Las cosas ya se estaban saliendo de control y no había tiempo para perderlo. Debíamos actuar rápido y ser cuidadosos, de lo contrario, no saldríamos ilesos. No si no sabíamos que tan sucio podría estar jugándonos Gerónimo.
—Informes. —Pedí a través del auricular mientras rodeábamos el coliseo.
—Hay varios sospechosos en el perímetro. —Respondió Lorenzo de inmediato.
—Distancia del casino.
—Doscientos metros, señor. —Hizo una pausa—. Estimo de tres a cuatro.
—Nos han fichado. —Mascullé con los dientes apretados—. Haremos el intercambio de auto al suroeste del coliseo. Contamos con veinticinco segundos.
—¡Muévanse, muévanse! —Bramó mi