Marta pasó de parecer una loca al principio a estar flácida al final. Parecía un gallo derrotado.
La rueda de prensa por fin había llegado a su fin.
Además, después de que Marta hiciera tal alboroto, Lucía había perdido por completo el interés en ser entrevistada.
Al fin y al cabo, Marta era tan desgraciada ahora que no tendría que hacer nada más, porque si no, cuando el público reaccionara, pensaría que lo había hecho a propósito.
En cuanto terminó la rueda de prensa, Lucía se llevó a Cuauhtémoc a su villa.
Cuauhtémoc, que tanto se había esforzado por llegar a la Ciudad Nube para aclarar las cosas, ahora no podía evitar sentir un poco de sueño, así que aceptó quedarse en la villa de Lucía.
Rogerio también se apresuró a ir a donde se alojaba Lucía.
—Respecto a este asunto, lo has llevado bien, mucho mejor de lo que pensaba. ¿Qué vas a hacer ahora?
Al oír el cumplido de Rogerio, Lucía bajó la cabeza un poco avergonzada.
—Este asunto fue exitoso porque mi maestro vino de tan lejos para