Nikolas:
Me detuve a pocos metros de donde se encontraba, al instante una mezcla desagradable entre sangre seca, excrementos y sudor inundaron mi nariz. Ella yacía inmóvil, con el cabello hecho un matojo y la ropa vieja sucia pegada a su cuerpo por el sudor.
Aun dormía pero no sería por mucho, me tome mi tiempo, detallando cada parte de su rostro amoratado, ese que por tanto tiempo había llegado a engañarme.
—¿Estas seguro de querer continuar? — se animó a decir Arthur quien se había colocado junto a mi seguido por dos de los guardias reales.
No necesite decir palabra alguna simplemente lo mire con la rabia a punto de estallar y el entendiéndolo todo dio la orden para que los azotes comenzaran.
Andrea:
La luna reinaba en lo alto del oscuro cielo nocturno, penetrando por una pequeña rendija del enorme ventanal. El palacio parecía apagado de vida, en total silencio únicamente interrumpido por el ir y venir de un látigo y el sollozo de una mujer cada vez más débil a medida que el mismo im