Sasha
El suelo temblaba bajo nuestros pies, una sacudida profunda que resonaba en cada hueso. Había visto sombras crecer, pero nunca una grandeza así. No era simplemente un espectro o una entidad que se pudiera combatir. No, era un eco de la antigua magia, una fuerza primordial que se desplegaba en la oscuridad. Mi corazón latía con fuerza, pero a pesar del miedo que invadía mi mente, algo en mí, en lo más profundo de mis entrañas, me decía que todo esto era parte de un plan mucho más vasto de lo que podíamos imaginar. Un plan en el que, por una razón u otra, éramos los peones.
La silueta se erguía frente a nosotros, una forma de sombra fluida y cambiante, pero no había nada natural en ella. Una sonrisa, todo menos humana, se dibujó en lo que parecía ser un rostro. Sus ojos, pozos negros sin fondo, me miraban con tal intensidad que me sentía como si fuera absorbida hacia ellos. Sabía instintivamente que no había nada bueno detrás de esas pupilas abisales.
Han venido… susurró la voz, á