Sasha
El viento aullaba entre los árboles, sacudiendo las ramas como espectros invisibles. La noche había caído rápidamente, envolviendo el bosque en una oscuridad densa, casi palpable. Avanzábamos en silencio, yo y Adrian, nuestra respiración regulada, pero la atmósfera opresiva a nuestro alrededor parecía pesar sobre cada movimiento, cada paso que dábamos. La tensión era insoportable, como si el mismo bosque estuviera vivo, observando nuestros más mínimos gestos, esperando un paso en falso, un signo de debilidad.
No habíamos dicho una palabra desde que dejamos la ciudad, demasiado conscientes del peligro que nos acechaba, demasiado conscientes de que nuestro más mínimo error podría costarnos todo lo que habíamos construido. Pero el silencio no era solo una táctica. No. También era una respuesta a nuestros propios miedos, a todo lo que habíamos atravesado, a todo lo que habíamos perdido y sacrificado.
¿Crees que vamos a lograr cruzar este pantano de mentiras? preguntó Adrian, su voz