Lucian
Permanezco inmóvil, el peso de las revelaciones gravitando a mi alrededor como una nube lista para engullirme. El silencio es pesado, abrumador, casi tan palpable como el aire saturado de recuerdos y verdades olvidadas. La visión del cielo desgarrado por los relámpagos me obsesiona. Cada destello de luz me atraviesa como un latigazo, un recordatorio cruel de que este mundo, esta realidad en la que nos encontramos, está a punto de colapsar.
Morgane y Dorian están ahí, sus siluetas borrosas en este mundo etéreo, pero sus presencias han cambiado, como si las revelaciones que nos han sido infligidas hubieran dejado marcas indelebles. Me miran, y en sus ojos veo algo nuevo. Una comprensión silenciosa, compartida, un peso que ahora llevan, al igual que yo.
¿Qué hemos visto? pregunta Morgane con una voz temblorosa, pero decidida. Ella parece buscar una respuesta, pero siento que no espera una respuesta ordinaria, busca entender lo que acaba de suceder.
No tengo una respuesta inmediata