Francisco tenía un talento excepcional para la ironía. Con su expresión impasible, cada palabra que decía se sentía como una burla doble.
—¿Qué estás diciendo?
El policía, poco amable, dio un paso adelante, pero otro oficial lo detuvo.
—Después de todo, has estado atacando a Camila. Según tengo entendido, esto es solo un interrogatorio rutinario, no una sesión de acusación, así que no es necesario usar técnicas de interrogatorio, ¿verdad? O quizás este oficial tiene un interés personal en el asunto, y por eso sus preguntas son tan específicas —Francisco se ajustó las gafas.
—¡Tú, estás hablando tonterías!
El policía tropezó con sus palabras, e Isabel junto a otro colega lo miraron de inmediato. Isabel les hizo señas, y los dos hombres salieron de la habitación.
—Camila, solo estamos haciendo preguntas de rutina, por favor no te lo tomes a mal; él tiene un carácter complicado. La información del denunciante la revisaremos a fondo, no te preocupes, no te culpamos injustamente —Me miró co