Sus palabras son tan desgarradoras. Estaba enferma pero no quería decírmelo porque no quería ser una molestia para mí. Solo se sentía así por cómo la he estado tratando desde que apareció. No tengo tiempo para ella e incluso cuando estamos juntos, soy frío y distante... actuando como si no me gustara estar en su presencia.

"Selena", murmuro, tomando sus pequeñas manos entre las mías. Me mira con sus ojos llorosos y un diluvio de culpa cae sobre mi cabeza, empapándome de pies a cabeza. "No eres una molestia. Tienes todo el derecho a llamarme cuando estás enferma. Es mi deber cuidarte en momentos así. Por favor, no vuelvas a hacer esto, ¿de acuerdo?". Mi corazón se rompe en pedazos cada vez más pequeños cuando ella asiente con la cabeza.

"No lo haré".

"Gracias. Dicho esto...", le vuelvo a poner las manos en su regazo y me levanto de la cama. "Te llevaré al hospital ahora mismo".

"¡No!". Niega rotundamente, sacudiendo la cabeza y poniendo expresión de llanto. "No. Por favor, no. No qu