Al llegar al pueblo, Homero es trasladado al lugar donde se encuentra el hombre de la cicatriz y es encerrado en una cueva con una puerta hermética, forjada desde hace centenares de años y adaptada por él y el alfa Orión para que ningún hombre lobo, ya fuese como humano o como licántropo pudiese escapar.
Homero lo sabe y tiene claro que ha perdido las esperanzas y empieza a gritar de impotencia y desesperación, porque ha perdido y toda su lucha, sus alianzas y los desprecios del alfa Orión, que tuvo que soportar durante años, han sido en vano.
Mientras, Ónix, su madre y Nala se dirigen donde la sanadora del pueblo, Alondra, vuelve a su casa, preocupada por tener que decirle a Luciano que Homero va a ser juzgado por la manada.