—¿Puedo pasar? —pregunto tocando a su puerta sin muchas ganas de entrar.
—Adelante, Nicole.
Respiro hondo antes de entrar, estoy siguiendo sus órdenes y ahí estoy llevando un camisón de seda que me llega a la altura de la rodilla color beige.
—Me gusta tu pijama.
—Gracias, Señor —digo forzadamente.
—Espérame en la cama.
Asiento y voy obediente casi temblando, una parte de mi quiere salir corriendo, ¿pero a dónde? Erick me va a encontrar, eso es seguro, mi vida se está convirtiendo en malas decisiones solo por sobrevivir y no sufrir tanto. Aunque eso creo, a este punto de la situación no sé si es solo por no recibir más malos tratos y si el no sufrir tanto es lo que en realidad pasará. Trato de ver a otro punto, a concentrarme, pero mi cuerpo sigue temblando.
—Estás muy fría —Eri