—Papá, por favor, deja que te explique. —rogué tomándolo del brazo para evitar que matará al hombre, quien se levantó de inmediato.
Alonzo estaba pálido y comenzó a vestirse rápidamente. El enojo del Boss parecía haber aumentado al ver la desnudez del que consideraba un hombre de confianza.—Tú has silencio, que después de encargarme de él sigo contigo. —siseó quitándole el seguro de la makarov. —¡Ven acá! —le gritó a Alonzo.Esto iba a terminar en un baño de sangre si no hacía algo ahora mismo, Alonzo o yo terminaríamos muertos o quizás a ambos si mi padre no se sentía realmente piadoso. ¿En qué demonios estaba pensando al acostarse con un guardia? Un voyeviki que había sido entrenado para matar, cuyas manos estaban manchadas de sangre.—¿Cómo te atreviste a acostarte con mi hija? —preguntó apuntadole directamente a la frente. —Obligaste a la siguiente líder. —siseó furioso.—Papá, él no me obligó a nada. —intento explicarle. —Por favor, déjame contarte.—¡No necesito saber cómo te revolcaste con este asqueroso! —gritó furibundo, lucia fuera de sí.La mano de mi padre se alzó y Dominika cubrí sus oídos al escuchar el disparo. Cerré mis ojos, negandome a ver el baño de sangre que probablemente había provocado. No me consideraba una mujer miedosa, sobre todo por el mundo en que me crié, pero si existía algo o más bien alguien a quien temía y respetaba.El Pakhan, el amo, mi padre y el Boss.—Abre los ojos, tigritsa.La voz de mi progenitor ya no sonaba tan enojada, pero si decepcionada. Hice lo que me ordenó de inmediato, frente a mí todavía estaba Alonzo, con la pistola apuntadole directamente y también vi la bala que estaba incrustada en la pared.—De mí no se burla nadie, ¿entendieron?Trague saliva, la voz de mi padre sonaba relajada, pero la oscuridad en sus ojos me advertía que sólo era la calma antes de la tormenta. Y que pronto seguramente diría algo que no le gustaría.—Muchas personas los vieron subir hasta aquí. —declaró guardando la pistola. Me tranquiliza que al menos nuestras vidas no peligran. —No seré el hazme reír por culpa de ustedes dos.Baje la cabeza y mi padre hizo una pausa antes de continuar. La ansiedad aumentaba cada vez más dentro de mi pecho, una nube negra estaba en mi mente y de nuevo sentí aquella presión que me indicaba que pronto estaríamos en peligro.—Van a casarse. —declaró el Boss.—No. —salió de mis labios antes de pensarlo. —No puedes obligarme a casarme con Alonzo.—Pronto el resto de las mafias sabrán que ya no eres pura, ¿sabés que significa eso? —preguntó. —Tendrás muchas más dificultades que ahora para convertirte en líder y podrán innumerables piedras en tu camino. —detalló tomándome del rostro.—Es mi culpa, Boss. —declaró Alonzo arrodillandose. —Cumpliré con lo que ordene para restablecer el honor de Dominika Volkova, princesa de Bratva. —anunció bajando la cabeza.Parpadee varias veces, sin poder creer lo que estaba escuchando. Anoche fue un momento glorioso y no me engañaria negando que teníamos una buena química en el sexo, pero aún así no era motivo para casarnos. Iba a negarme de inmediato, ordenando que no se metiera en mis asuntos, pero ambos hombres parecían haberse entendido con la mirada.—Organizaremos un fiesta de compromiso lo más pronto posible e igualmente la boda.La sentencia del Boss ya había sido dado y no existía poder en el mundo que lo hiciera cambiar de opinión. Asentí solemnemente, no quedaba otra que continuar hacía adelante.—Vístete, te esperare fuera. —dijo seriamente.Una vez que escuche cerrarse la puerta, me concentre en mi ahora "prometido". Alonzo se encontraba abrochandose la camisa, a penas y notaba que no estuvo usándola durante todo ese momento. Le lanzó dagas con la mirada.—Esperó terminar viuda muy pronto.Alonzo soltó una risita, como si yo le divirtiera.—Anoche no decías eso, según recuerdo en algún punto de la madrugada era Dios todo poderoso.El calor subió por mis mejillas, recordando perfectamente el momento en que dijo tales palabras. Ese era justamente el problema de hablar en exceso cuanto tenía sexo, después terminaba arrepintiendose al día siguiente.Decidi ignorarlo y fue a cambiarme rápidamente para encontrarsme con miñpadre. Sentí la mirada del otro en mi cuerpo, pero cuando me giró este simplemente continuaba colocándose los zapatos. Probablemente los estaba imaginando, aún tenía cansancio porque anoche no dormí correctamente. Terminé de vestirme y salí yéndome detrás de mi padre.Los hombres se mantenían cuidadosamente en la puerta. "Ojalá se hubiesen mantenido en ese mismo lugar ayer". Ajustaría cuentas con cada uno de los voyevikis después. Tanto el Boss como yo salimos del edificio y nos montamos en una camioneta para irnos hacía la Fortaleza. Ninguno dijo nada sobre Alonzo y me alegraba que ambos tuviésemos la misma opinión sobre el hombre.—Padre te lo ruego, intenta reconsiderar tu decisión. —comencé a hablar. —Casarme con Alonzo es una muy mala idea. —sentencie.El Boss me ignoró y fue toda la respuesta que necesitaba. Sabía que no era un hombre conocido por cambiar de opinión, todo lo contrario, era implacable y muy terco. Una vez determinada algo, continuaba siguiéndolo hasta el final. Mi madre decía que en eso éramos bastante similares y eso le causaba migraña.—Habla con tu madre para que te ayude con la fiesta de compromiso, tienen cualquier presupuesto disponible. —puntualizó cruzando la pierna izquierda sobre la otra. —Te daré el honor de contarle quien será tu futuro esposo.Después de eso no dijeron nada más y el resto de viaje fue en silencio. Atravesamos el pueblo y no tardamos mucho en ver la Fortaleza a lo lejos. Una figura nos esperaba en la puerta y al estacionarse el carro se dio cuenta que era su madre. La actual Koroleva tenía una mirada turbia y filosa.—Maldita sea. —susurre para mi misma.Baje rápidamente, dispuesta a enfrentarme a una furia que era mucho más dura que la tempestad y destructora como un huracán en el tiempo.La koroleva de la mafia rusa me observaba con suspicacia, evidentemente no estaba feliz con lo que estaba viendo. Pensaba seriamente sobre cómo decirle que ahora iba a casarme. Por supuesto que esa no era una noticia que pudieras darle a tu madre en cualquier instante de tu vida y de manera tan intempestiva.Mucho menos si era la segunda al mando de una mafia tan sangrienta como la Bratva, sin embargo tenía que contarle y mejor que lo supiera por mí que por cualquier otra persona; sobre todo por papá, quien parecía realmente dispuesto a decirle toda la verdad sin anestesia.Ya había hecho enojar al Boss y no quería saber lo que me sucedería si también hacía enojar a la esposa del Pakhan. Mucha gente decía que papá era un hombre cruel y despiadado, no estaban equivocados del todo, por supuesto. Pero esas personas no conocían a mi madre en su momento más rabioso. Amaranta Ivankova se había criado en la mafia rusa igual que papá, mi abuelo había sido el anterior Boss de la Bratva y educó
La sangre estaba goteando de mi haladie, provocando un tétrico sonido que provocaba un miedo paralizante. Di varios pasos hacía adelante, fijando la mirada en mi próxima víctima. Unos ojos azul zafiro se reflejaron en dos cuencas oscuras y cargadas de miedo. Sonreí perversamente, deslizando la punta de mi lengua por mi labio inferior. Estiré mi mano para tomarlo del brazo.—Tranquilo, no voy a cortarte de nuevo. —susurre herméticamente al ver que encogió la extremidad por instinto. —Eso, si eres un buen chico quizás puedas vivir después de lo que has hecho. Podía sentir su pulso acelerado y cómo empezaba a temblar. Contemplé complacida el corte que se extendía desde el antebrazo a la muñeca. Sin ningún tipo de miramiento, pose la punta de la daga sobre la herida, de la cual nuevamente comenzó a brotar sangre.Los gritos de agonía llenaron la bodega donde me encontraba y pequeñas convulsiones recorrieron el cuerpo de aquel hombre que continuaba atado a la silla. Quite repentinamente e
—¿Ah sí? —preguntó con sarcasmo. —Puedes decirme entonces… ¿Por qué mi hija se comporta como una vulgar asesina a sueldo? —interrogó golpeando la mesa. El sonido me hizo saltar en mi asiento, pocas veces lo había visto tan furioso. Tan poco entendía porqué se enojaba tanto. Normalmente el underboss se encargaba de estos trabajos, él mismo lo hizo cuando tenía mi edad. También había supervisado personalmente mi entrenamiento, sabía defenderme mejor que nadie y eso sumado a que mis hombres me acompañaban a dónde sea que fuera. Yo también comenzaba a enojarme, detestaba que me subestimara siempre. —Tía Veronika pidió mi ayuda para esto. —dije poniéndome de pie. El Boss estaba sentado, así que quedamos a la misma altura. —Esas cucarachas seguían vendiendo en nuestro territorio, no podíamos permitirlo. —sisee entre dientes. —¡Para eso están los ubiytsy! —gritó nuevamente. Su rostro tenía una expresión desencajada y ahora también se encontraba de pie, mirándome rabioso. Azul contra ver
El tiempo transcurría de manera extraña, no podía decir cuanto llevaba en la discoteca, pero debían haber transcurrido varias horas. La cabeza me daba vueltas debido a la cantidad excesiva de licor que había consumido, no recordaba haber pagado nada de eso. La música estaba a tope y piel brillaba a causa del sudor que me cubría, una sonrisa estúpida adornaba mis labios, reflejando mi ebriedad. Aparte un mechón de mi cabello que se me había pecado a la frente, estaba haciendo demasiado calor. Tuve que alejarme de la pista de baile y fui directamente al baño. Cerré la puerta detrás de mí y examiné los cubículos uno a uno, aparentemente me encontraba sola. Abrí el grifo, mojando mi rostro. El agua despertó nuevamente mis sentidos y redujo considerablemente mi borrachera, ya no estaba tan mareada como antes y podía enfocar las figuras que me rodeaban. Saqué un pañuelo de mi bolso y sequé la cara y cuello, quitándome los restos del sudor. El agua había corrido parcialmente mi maquillaje,