Capítulo 18

En el reloj de pared, las ocho en punto. Fideliana, sentada en el sofá, tenía a su pequeño hijo en su regazo. Junto a ella también estaba sentada su hermana gemela Fidélia. Ella parecía pensativa. Hecha la observación, la niñera le preguntó si todo estaba bien.

-¡Sí, estoy bien! Ella respondió con un suspiro.

"No lo puedo creer", dijo el otro atónito. Llevo unos quince minutos observándote y durante todo ese tiempo me ha parecido que no tienes buen aspecto. ¿Qué ocurre? ¿Por qué esta cara?

La serie de preguntas hizo que Fidélia cambiara de posición en el sofá.

- ¡La verdad es que estoy bien! exclamó ella.

– Deja de mentirte a ti mismo y dime qué es lo que te carcome el corazón.

Acabo de cometer un grave error del que me arrepiento.

– ¿Un error?

- Sí ! Lamento amargamente algo que no debería haber hecho en primer lugar.

- Cómo qué ?

- ¡Casamiento!

– ¿Cómo y por qué?

– No debería interesarme primero el matrimonio, sino mi título.

-¡Ah, es cierto! Pensaste bien. Y ahora ¿Qué piensas hace
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