Capítulo 80. Meredith se separó por un momento de su hija y la invitó a entrar a la casa. —Ada pasa, no es seguro estar afuera cuando la noche ha caído. Ada obedeció de inmediato y pasó al interior de la casa, la verdad es que se sorprendió al ver el interior. Nunca podría haber llegado a imaginar que una casa aislada en una montaña tuviera tantas cosas. Ni siquiera su pequeña cabaña podía llegar a compararse a la de su madre. Meredith la dejó en la sala y pasó hasta la cocina poco después salía con una bandeja entre sus manos. Dejó la bandeja sobre la mesa y sirvió dos tazas de té. —Lo siento tanto, Ada, dijo Meredith. Te abandoné. Te dejé allí, sin saber lo que sería de ti. Ada la miró fijamente, mientras tomaba la taza de té entre sus manos. Ya no había rencor en su corazón, todo eso ya había pasado. —No tienes que pedir perdón, mamá. No fue tu culpa. Lo que pasó, solo fue culpa de papá, él nunca hubiera permitido que me llevaras contigo, era algo que estaba fuera de tu con
Capitulo 81. Ada, se quedó parada un momento mientras miraba el horizonte que se extendía más allá de la puerta de la casa. El sol ya había salido por completo y las dudas y el miedo la embargaban a partes iguales, sin embargo, tenía claro que debía dar con una solución para escapar de allí. No podía permitir que la montaña sagrada se convirtiera en su prisión. Y menos todavía podía permitir que su madre permaneciera por más tiempo atrapada en aquella montaña. —Voy a encontrar una solución, te lo prometo mamá —repitió con firmeza. Meredith la miró y un rayo de esperanza cruzó su rostro, pero la preocupación seguía ahí. Sabía que la montaña era más que un simple obstáculo físico. Era un lugar marcado por fuerzas ancestrales, algo que ni ella, ni nadie de su manada había podido comprender completamente. Había intentado huir, pero la montaña siempre la había devuelto, como si estuviera condenada a permanecer allí para siempre. —Cuidado, Ada, este lugar tiene más poder del que imagin
Capitulo 82. Ada despertó aturdida, no recordaba lo que había sucedido. Intento incorporarse pero su madre se lo impidió. —No te muevas, apenas si tenías energía... necesitas descansar. Dijo Meredith preocupada. —Ya me siento mejor, no tienes porqué preocuparte. He estado en situaciones peores y me he recuperado. Respondió Ada intentando levantarse, aunque no lo consiguió sus piernas parecían no querer responder. —Esta vez es diferente, pero no te preocupes te vamos a curar. Ada quiso responder pero se limitó a observar en silencio. En aquel dormitorio no solo se encontraba su madre, también estaba la anciana Alfa, Talía y Maia. Ellas cuatro hicieron un círculo rodeado a Ada, cogieron sus manos y comenzaron a recitar un cantito. Ada sintió como la energía la llenaba de nuevo, amenazando con desbordar su cuerpo. La luz que emitían las cuatro mujeres cegó a Ada, está sin poder evitarlo cerró los ojos y no los abrió hasta que los cánticos cesaron. —Ada ya puedes abrir los ojos.
Capitulo 83. Ada apenas si había conseguido dormir un par de horas en toda la noche, se miró en el espejo y apenas se reconoció. Había cambiado tanto en el último año, no solo era el color de sus ojos, su cuerpo ya no portaba cicatrices estas habían desaparecido de su cuerpo después del ritual de sanación y no solo eso ya poco o nada quedaba de la débil y conformista Ada que un día fue. Salió de su habitación y se encaminó hasta la sala, allí la estaba esperando su madre. —Vamos pequeña, todos esperan ver a su reina. Dijo Meredith con dulzura. Ada suspiró y esbozó media sonrisa, todo esto no tenía ningún sentido pero así era el destino, caprichoso y voluble. Agarrada de la mano de su madre Ada avanzaba hasta el centro de la Manada. Su vestido era blanco y sencillo pero a la vez elegante, este ondeaba suavemente con cada paso que daba. La anciana Alfa las recibió con una sonrisa, tendió su mano a Ada y ésta la cogió con firmeza. —Miembros de la manada Bright Moon, hoy es un d
Capitulo 84. Los siguientes días pasaron como un suspiro en la vida de Ada. Decidió no pensar más en el regalo que había recibido y lo guardó en un cajón de su escritorio. Asomada al balcón de su dormitorio recordaba la sencillez de su vida anterior. Su antigua cabaña y el pequeño bosque que la rodeaba. Ese era el recordatorio de una vida que jamás volvería a experimentar. Desde que se había convertido en la reina del Sur, Ada se había enfrentado a innumerables desafíos. La formación que recibió en el castillo de Lukyan le había proporcionado las herramientas necesarias para gobernar con sabiduría y fortaleza. Sin embargo, la carga de la corona pesaba sobre sus hombros, y la soledad se hacía cada vez más palpable. No podía negar que tenía a su madre con ella e incluso a Talía que había abandonado la manada para ayudarla en sus nuevas tareas. Pero aun así faltaba algo en su corazón, algo que Ada no quería reconocer. Las reuniones con los líderes de las distintas manadas eran frecue
Capítulo 85. Ada caminaba por los jardines del castillo. Necesitaba despejarse, escapar de las obligaciones y sentirse libre de nuevo, aunque solo fuera por unos minutos. Era feliz por su nueva posición, claro estaba, pero aún seguía atormentada con los recuerdos del pasado, y a eso ahora le sumaba que en su cabeza siempre se encontraba el mismo pensamiento: Liam. El Alfa de la manada Red Moon no cesaba en su empeño de cortejarla, y aunque sus palabras eran dulces y su actitud aparentemente sincera, Ada no podía evitar dudar de sus intenciones. Sabía que el poder era un imán peligroso, y ahora que había sido nombrada Reina del Sur, más de un hombre lobo intentaría acercarse a ella con promesas de devoción, cuando en realidad sólo buscaban el poder que les ofrecía el tronó. La brisa nocturna jugaba con los mechones sueltos de su cabello, y las hojas de los árboles se balanceaban suavemente. El aroma de las flores nocturnas, mezclado con el de la tierra húmeda, le recordaba una época
Capítulo 86. Ada se encontraba en la torre más alta del castillo, observando el amanecer. Aquella noche apenas si había dormido y sin poder evitarlo había subido para ver el amanecer, aún no había olvidado que a Lukyan le encantaba hacerlo. Apenas unas horas antes había descubierto que estaba embarazada. Ada no podía creerlo, estaba claro que no era el mejor momento para ser madre. Pero desde el primer segundo en el que su madre le confirmó la noticia Ada comenzó a amar a ese bebé. Su mano descansaba sobre su vientre con una mezcla de asombro y temor. La confirmación de su embarazo la había sacudido de una manera que no esperaba. No se trataba solo de la vida que crecía en su interior, más bien era su nerviosismo estaba asociado a un nombre: Lukyan. Él había sido su mayor desafío, su tormento y su amor verdadero. Pero después de todo lo ocurrido, después de la traición y los secretos que los separaban, Ada sabía que no podía permitir que Lukyan supiera la verdad. No porque dudara
Capitulo 87. En el castillo del Rey Alfa del Norte. La nieve caía con suavidad sobre las tierras del norte, cubriendo los tejados con un manto blanco. Desde la gran ventana de su habitación, Helena observaba el paisaje congelado del norte. Cada copo que tocaba el cristal era como un eco de su propia desolación, de ese vacío que se anidaba en su pecho desde hacía semanas. Había pasado más de un mes desde que Ada se había marchado. El escándalo de su ruptura con Lukyan había sacudido los cimientos del castillo, pero el rey Alfa jamás ofreció una explicación pública. Rechazó a Ada, sí. Pero lo hizo con la misma frialdad con la que ahora trataba a Helena: distante, ausente, casi mecánico. La ausencia de Ada no la había acercado a él; al contrario, parecía haber erosionado lo poco que quedaba de su vínculo. Helena se sentó frente al tocador, pasando una mano temblorosa por el delicado encaje de su vestido. Era uno de los que Lukyan había mandado confeccionar para ella cuando parecía qu