El hombre casi me arrastra y lo que me indigna es que lo hace delante de todos los que están comiendo y nadie se levanta siquiera a ayudarme, es como si no estuvieran gráficamente arrastrándome a mi muerte.
¿Qué les pasa? ¿No les importa que me maten? Esto básicamente es un secuestro, pero, no puedo siquiera gritarles porque son personas influyentes que podrían incluso demandarme por gritarles o simplemente perturbar su almuerzo. Así que, miro hacia el hombre que me empuja y trago duro.— Señor Every, por favor, hablemos un poco, ¿sí?— De lo que me acusas, no se puede dialogar, si no, actuar. — dice el hombre que cuando me aferro a una columna, antes de desaparecer de la multitud que come relajadamente su almuerzo.Él me suelta y yo abrazo la columna de brazos y piernas, sin importar que me vea muy patética. Es mejor hacer el ridículo as&iac