Nos sentamos en una mesa donde incluso el mantel vale más que uno de mis riñones y yo miró hacia la salida para marcharme, aunque las dos chicas emocionadas, prácticamente están mirándome solo a mí.
— Realmente no entiendo porque estas que mirando el lugar como si estuvieras en un matadero. Tienes ropa Chanel y tu bolso es un Gucci. Así que, eres adinerada. Puedes darte estos lujos — dice una de las chicas y yo suspiro profundo.— Lo era, hasta hace pocos días. Por lo que, no puedo costearme algo así. lo siento, chicos, pero, no puedo costearme algo así. los dejo, disfruten su almuerzo — digo intentando levantarme.Pero, uno de los chicos me toma del brazo y con una sonrisa, me habla— No necesitas marcharte, no me haré pobre por regalarte un almuerzo. Además, hablamos de mantenernos unidos mientras nos acostumbramos al clima laboral de este lu