Tú Loba
Lía no respondió enseguida. El crujido del fuego crepitando, las goteras cayendo, llenando el recipiente fue lo único que llenó el silencio por varios segundos. Kael seguía observándola, inmóvil, sin insistir, pero esperando algo… cualquier señal que lo ayudara a entender.
-No tienes idea de lo que estás diciendo. -Murmuró fingiendo estar despreocupada, clavando los ojos en la madera que ardía, sin mirarlo a él.
-Por eso te lo estoy preguntando.
Respiró hondo. Sentía un nudo en la garganta que bajaba apretándole el pecho. No quería llorar. No había razón, pero que Kael le preguntara le preocupaba, había intentado ignorar el hecho de que… no se sentía como antes, como si estuviera perdiendo a su Loba.
-Es que no lo sé. -Respondió con dificultad. -Ya no parece tan natural, no lo hago hace tanto… pasaron años ignorando esa parte ¿Qué puedo hacer ahora? Lo intenté, pero no sucedió. -Se cubrió el rostro cuando la voz se le cortó. Ya no podía hablar más o lloraría.
-Pero… está ah