Desayuno
Algo la hizo fruncir el ceño. Movió su rostro entre dormida intentando apartar algo de su cara. Pero seguía sintiendo una cosquilla suave, constante, como un roce de lana mullida en su rostro. Lía parpadeó, aún envuelta en la pesadez del sueño, y se frotó la nariz, que parecía enterrada en algo cálido y esponjoso.
Algo… ¿Esponjoso?
Abrió los ojos de golpe.
Delante de ella, tan cerca que podía mover los pelitos negros con cada respiración, estaba una enorme cola lobuna, moviéndose levemente con cada exhalación. La tenía abrazada. Literalmente. Su brazo rodeaba la punta de la cola del animal, su pierna y pies rozaban la cara del Lobo y su rostro… ¡su rostro estaba pegado a la cola de Kael!
-¿¡Qué…!? -Se incorporó de golpe, tropezando con la manta mientras intentaba alejarse con torpeza.
El gran lobo negro abrió un ojo, aún aletargado, y luego dio un enorme bostezo, estirando sus patas delanteras. Se sacudió levemente antes de que su cuerpo se transformara, lentamente, hasta r