Días Libres
Lía ignoraba todo lo que estaba sucediendo, ella no estaba enterada del interrogatorio que estaba transcurriendo en la oficina principal.
Esa mañana, como tantas otras desde su llegada, comenzó su día pasando por la cabaña de Roan. Él dormía, aún con expresión cansada, pero más tranquilo. Luego visitó a Bear en la clínica; el can estaba de lo más feliz, siendo atendido por una simpática aprendiz de Cano. Se recuperaba bien, comía solo y ya movía la cola con energía cuando alguien entraba en la sala.
Todo parecía estar en orden.
Pero pronto notó lo extensos que podían volverse los días sin ocupaciones. Ya no tenía obligaciones, ni urgencias económicas. Las manadas no usaban dinero tal como lo hacía el mundo humano: todo se movía por medio de trueques o monedas de metales, como oro o plata. El sistema era más simple, pero también más dependiente de la participación activa de cada miembro.
Y ella aún no terminaba de encontrar su lugar.
Lía se detuvo en medio del camino empedr