SAVANNAH
Tomo respiraciones profundas hasta llegar al local, tal vez me excedí un poco, Pero es que me molesta que me trates así! Y de paso me da cien dólares! La comida no cuesta ni el veinte por ciento de esa propina, es absurdo que haga eso.
Suspiro y entro, está a reventar, en la mañana estuvo tan lento que no pensé que en la tarde vendría tanta gente, entro en la cocina, ayudó a Catalina, reviso las órdenes para ver a qué mesas van y las llevo, entrego bebidas, limpio las mesas que se van desocupando para que otras personas la utilicen y así se va hasta el anochecer, ni tiempo de pensar en Burka me dio.
Llegó a casa exhausta, y me consigo a mi hermana con sushi en la mesa y sentada como si estuviera esperándome.
Me detengo a verla escena y cuando sonríe, me pongo nerviosa —¿Qué ocurre?
Reviso alrededor si terminar de entrar, si mi madre y la porquería de su marido están aquí, saldré corriendo, firmaré el contrato y me convertiré en la puta de Burka.
”Ya conseguiste la excus