Capítulo 10: No quiero volver a verte cerca de él, Violet.

Dicen que lo prohibido es placentero, y en definitiva lo era, porque besar a la novia de otro y saber que ella sería suya más temprano que tarde era de lo más divino para Adrian. La bestia que llevaba dentro estaba dando vueltas como un animal enjaulado, sabiendo que tenía que irse de la casa del pendejo de Alexander sin la mujer que ya había saboreado. Las paredes del apartamento, decoradas con tonos neutros y una iluminación tenue, parecían encerrar la tensión palpable en el aire. Pero otra parte de él se reía al ver la cara de estúpido de Alexander cuando escuchó la voz de Violet.

—El General solo estaba de paso, amor— le dijo ella, tocando su brazo con suavidad, como si su toque pudiera calmar la tormenta que se avecinaba. Al hacerlo, su vestido de seda azul marino se movió ligeramente, resaltando su figura esbelta y elegante. La cara de consternación de Alexander cambió por completo, como si un rayo de luz hubiera atraves