Eso era lo que me encantaba de ella, así que cuando llegó la torta ella se levantó tomó a nuestra principessa. Cantamos el cumpleaños feliz en los tres idiomas, nos reímos por todo y hasta la animamos a soñar con un deseo, a creer en el futuro, en lo que había por venir, entonces la cargué y con todo el amor del mundo le dije:
—Giuliana, tu sei la cosa più bella del mondo, la cosa più sacra che ho e ti prometto che mi prenderò cura di te, ti amerò e ti incoraggerò per tutta la vita, nel modo più grande possibile, affinché tu possa essere ciò che vuoi, realizzare i tuoi sogni e diventare la persona più speciale di questo mondo —dije entre lágrimas y eso la hizo abrazarme con fuerza.
La amaba más que a nada, a todos ellos.
Terminamos la velada y luego de lidiar